El aseo como prolongación del dormitorio, el baño como momento de reposo y placer y no como caja cerrada en sí misma. En la villa Savoye (1929) Le Corbusier deja vista en su interior la estructura de la casa para dar a entender la independencia de los pilares y las paredes y el juego escultórico que pueden producir.
Nótese que la taza o inodoro no está en ese baño sino que
esa pieza la coloca en una caja pequeña e independiente tras la puerta del fondo,
como es habitual en Francia.
Parece bastante discutible el resultado, bastante frío y
pobre, en que la separación de espacios está confiada a una sola cortina, pero
en todo caso hay que valorar la audacia de la novedad y de la desnudez que se pretendía.
Pero…¿no han puesto aún el espejo delante del lavabo, o los toalleros y las
toallas, o un taburete para la ropa, o una repisa para la pasta de dientes? Es como si aún estuviera esperando al
decorador.
Gracias a la planta podemos ver que el paramento frío del
baño entra al dormitorio, más allá de la cortina del cuarto de baño hasta la
esquina que forma el nicho de la cama, y de paso vemos que el nicho de la cama
está descentrado y abierto hacia el baño.
Y que al abrir la puerta, da más la sensación de entrar en
el baño que en el dormitorio. Esta sería la entrada a la habitación con el baño
a la derecha:
Mirando desde la puerta de entrada vemos que el suelo del pasillo hacia el dormitorio es el del baño. El armario de la derecha es un aprovechamiento de la parte inferior de la gran rampa central de la casa.
Finalmente en esta imagen vemos el espacio entre la cama y
la ventana: