Cuando estudiamos COMPOSICION (primer cuatrimestre del primer curso) hablamos de la importancia de detectar centros y de ejes para poder entender la composición, para poder guiarnos en ella. El eje de la portada de las carpetas, el eje de la puerta de entrada de la fachada, el eje que aparece al colocar el cartel de la tienda y que tiene que dialogar con el anterior, etc. etc.
Los ejes de composiciones planas son más fáciles de ver que
los ejes de las composiciones espaciales, es decir, los ejes de cada habitación
o de la casa entera. Al trabajar en tres dimensiones tenemos que pensar que la composición de cada
pieza puede ordenarse bien por ejes en planta o bien por ejes en alzado. Por
centros en planta (la mesa, la lámpara, la alfombra…) o por centros
significativos en las paredes (como las ventanas por las que entra la luz)
Vamos a ir recorriendo en las siguientes lecciones los
posibles ejes de composición de una vivienda o sus posibles “centros” y empezaremos
por el del FUEGO, porque una casa, por definición es un HOGAR, y un hogar es un lugar para el
fuego que calienta la casa. La llama encendida es el símbolo del hogar, y de
alguna manera el “centro de la casa”.
Wright no espera en la casa Winslow a que descubramos el
centro de la casa en el fuego del salón sino que lo pone ya en el mismo hall, como
símbolo eterno del hogar. Pero además de esa presencia simbólica ante la puerta
de entrada, fijaros en planta como toda la casa Winslow gira en torno al
centro/eje del fuego, todo ese macizo central pintado de negro, como si fuera
el tronco, el núcleo de la casa.