Aunque ya lo habéis visto en Historia, ahora toca analizar todos sus detalles en Proyectos. Por ejemplo, el contraste entre la modulación clásica del techo en casetones y su reflejo en los espejos frontal y laterales (que le dan al espacio un aire severo y clásico), respecto de la direccionalidad funcional de la barra, espacio central y espacio de las mesitas.
U observar cómo el sillón del fondo cierra el bar, enlazando
con la barra a la misma altura recuperando la unidad del espacio. O ver cómo
las lamparitas de pared que iluminan el bar siguen el pattern del espacio en
vez del de la diversidad de las dos zonas. O como el cuadro del fondo (una
excelente pintura de Kokoschka de composición dual y con la figura dirigiéndose
hacia la izquierda) focaliza la zona de la estancia de la derecha y no el espacio
central o el de la barra, suficientemente lleno con el botellero.
Interesante es también el detalle del diseño del suelo en el
que el clásico ajedrezado cerámico funciona como una alfombra central, mientras
que los pequeños espacios de estancia no participan de ese suelo más que con el
color blanco en contraste con el negro de la piel de los sofás.
O finalmente, observar cómo esa faja a media altura de aplacado
de madera, lo mismo en los bancos que en la barra, o que en el fondo, ciñe y
unifica todo el espacio.
No queda claro qué es ese punto en el fondo que parece ser
como el remate del apoyamanos de la barra y que podría ser un viejo reloj.
Quizás sin esa pieza el espacio quedaría más limpio.
El American Bar fue diseñado por Adolf Loos en 1908 sobre un
bar ya existente. El espacio mide exactamente 6 mts de fondo, 4,40 m de anchura y 4,10 de
altura.