Suena a política o a sindicatos pero en realidad es una
actitud y una disposición a la modestia que tiene mucho que ver con la
actividad de proyectar.
Los artistas queremos ser perfectos, cargarnos de razón,
hacer maravillas, tocar el cielo…, pero eso ocurre raras veces en la vida y las
más de ellas, por suerte. Lo humano es negociar, reconocer que el otro también
tiene su punto de vista, sus razones.
Pues bien, en los proyectos se está negociando
continuamente: entre la forma y la función, entre el salón y la cocina, entre
el hall y los baños o entre unos dormitorios y otros, entre tener ventana o
tocar pasillo. Cuando unos ganan unos centímetros cuadrados los otros pierden.
El resultado tiene más que ver con un logro de equilibrio entre zonas y valores
que con el deseo de hacer algo “artístico”.
De ahí que os exhorte a trabajar duro, a negociar mucho, a
darle mil vueltas a cada planta, porque de lo que se trata es de lograr “un
equilibrio entre las partes, y no una obra de arte” (y para que lo recordéis,
os lo he puesto también en pareado).
Y para que se os quede también en la memoria os he puesto de
ilustración la portada de uno de los mejores discos de la historia de la música
contemporánea: WISH YOU WERE HERE, de Pink Floyd. Si no lo habéis oído, ya lo
estáis buscando o me lo pedís, que un buen diseñador tiene que beber siempre
buena música.