Es lo que dicen los malos decoradores cuando abren la puerta y los ven. Los pobres, no saben qué hacer con ellos. Han olvidado que las columnas fueron el signo de la arquitectura y no se han preocupado por pensar cuál puede ser su posición en la configuración de un espacio. Por eso, la mayor parte de las veces tienden a ocultarlos, a esconderlos entre tabiques o en armarios.
Pero como los tabiques modernos son tan delgados, los pilares suelen seguir ahí, en los rincones entre tabiques o a mitad de pared, molestando como si fueran granos.
Fijaros bien que lo único que veis en el interior de ese
gran espacio de 120 m2
son dos pilares y recordad que en la asignatura de Composición ya hicisteis un
ejercicio de “decoración” de un pilar. Igual os sirve para algo. Por lo menos,
para no decir: ¡malditos pilares!