No confundir con las medias tupidas que nos ponemos para
hacer deporte, no tener frío o estar más sexy. Las mallas en nuestro oficio son
esas cuadrículas que a veces usamos para ayudarnos a proyectar porque nos
quitan el miedo al papel en blanco y nos dan una buena referencia de las
medidas.
Aquí tenéis por ejemplo a una compañera ayudándose a
proyectar con una malla:
Pero el problema de las mallas es que se conviertan en
“modulos” porque entonces nos salen proyectos muy rígidos. Como vemos en el
dibujo, Nerea ha usado una malla de 1 metro y todo en la casa (excepto un ligero
desplazamiento de tabiques en el hall) es múltiplo de un metro, lo que no
augura nada bueno.
Las mallas sirven para orientarse al principio pero si se
siguen mucho, se acaba siendo esclavo de ellas y anquilosando el proyecto. La
mejor manera de que no nos condicionen mucho es dibujándolas débilmente, que
casi no se vean.