Seguramente se os hará raro el título de esta nota teórica
porque desde que las paredes exteriores tienen como mucho 30 cms de espesor, y
que poco o nada hay que mirar por las ventanas en las feas ciudades de nuestros
días, las ventanas son poco menos que agujeros en la pared para la luz y la
ventilación.
Así que, quien consiga hacer de la ventana un lugar, no será
un decorador vulgar (mirad, hasta me ha salido en pareado para que lo recordéis
para siempre).
Os lo puedo asegurar: los espacios más maravillosos que
jamás encontraremos en el interiorismo son aquellos en los que alguien ha
conseguido remansar la luz de la ventana en un pequeño espacio interior
colocando junto a él algún tipo de banco o asiento en el que pararse a leer,
conversar o contemplar.