Aquí tenéis Valencia, una ciudad, una gran ciudad, con una
larguísima historia. Y con un mapa.
Lo primero que hay que hacer para conocer una ciudad es mirar el mapa (o
modernamente, la foto aérea) y buscar el núcleo
originario y el río. Suele ser fácil:
la zona más abigarrada y una larga línea que hace eses. Poned nombre al río: el Turia.
Enseguida os habréis dado cuenta de que hay como “otro río”,
pero a poco que os fijéis tiene un aspecto más geométrico o artificial. No es
un río, es una desviación, un cauce nuevo. En octubre de 1957 el Turia provocó unas inundaciones terribles.
Murieron más de doscientas personas y los daños fueron tremendos:
Este es el mapa de la Valencia de entonces con la zona afectada por la
inundación: todo lo que está dentro de las dos líneas negras:
Para evitar otra catástrofe similar se construyó
ese enorme canal que va por el sur de la ciudad:
En este mapa ha aparecido ahora otro punto importante para
nosotros, el lugar de nuestro albergue en estos días, justo entre la ciudad
vieja y el antiguo y ya seco cauce del Turia.
Vamos a explorar un poco el casco antiguo porque es bastante
grande. Ahí lo tenéis con los nombres de sus “barrios”. Dentro del casco hay
una zona mucho más vieja, tan vieja que es la que fundaron los romanos hace dos
mil años:
Las ciudades romanas se fundaban trazando una cruz de dos
calles centrales: el cardo, que va de
norte a sur y el decumanus, de este
a oeste: ahí los tenéis. Son las calles más venerables de la ciudad (aunque con
dos mil años de historia la ciudad se haya olvidado de ellas):
En esta foto vemos que el antiguo cauce del Turia ha sido
convertido en una gran zona verde. En los años setenta hubo un concurso para
urbanizar el cauce y el arquitecto Ricardo Bofill hizo una serie de diseños
sobre el “jardín mediterráneo” que fueron llevados a cabo sólo en parte.
La ciudad medieval fue creciendo alrededor de la romana y si
os dais cuenta, los dos espacios más importantes del casco viejo están en la
prolongación del cardo hacia el sur: la
plaza de la catedral y la plaza del
Ayuntamiento. Para haceros una idea de lo que os vais a encontrar ahora, el
barrio del El Carmen, es el de más
vida de bares y restaurantes, y donde pone Valencia
está la zona más comercial de tiendas, El Corte Inglés, Zara, los Bancos
etc. sobre la calle Colón.
Pero seguramente ya os estaréis preguntando: ¿y dónde está
el mar? ¿no está Valencia al lado del mar? Pues sí pero también debéis saber que
una gran parte de las ciudades antiguas fundadas junto al Mediterráneo se
construyeron siempre a cierta distancia del mar para que sus habitantes
tuvieran tiempo de organizarse y prepararse para los eventuales ataques que
podrían venir por barcos.
Junto a la desembocadura del Turia está lógicamente el viejo
puerto de Valencia, y al norte de ese puerto la gran playa de Valencia, la Malvarrosa.
La calle que conecta Valencia con el puerto es la muy
ancha y transitada Avenida del
Puerto, que es esa calle marcada con puntitos que acaba en el puerto.
Por encima de ella hay dos zonas marcadas en amarillo: la
pequeña son los Jardines del Real donde
estuvo la antigua almunia o álcazaba taifa, luego Palacio Real, luego viveros,
luego jardín botánico, jardines públicos, parque etc; el rectángulo grande de
la derecha es el popular barrio de El
Cabañal donde vivían pescadores y trabajadores del puerto. Entre ambos
lugares se creó en el siglo XX una gran calle, la
Avda Blasco Ibáñez que tiene un comienzo y
un final algo cortante pero a cuyos costados se construyeron los primeros
edificios de la
Universidad, el gran estadio de fútbol, Mestalla, etc.
Ahora vamos a volver la vista hacia el casco viejo para ver
el curioso y extraño ensanche de
calles rectas construido, como en todas las ciudades a finales del siglo XIX.
Lo más curioso de ese ensanche es que está bruscamente cortado en el ángulo de la L por un gran espacio vacío: es
el de la estación de ferrocarril y la salida de las vías del tren.
Los barrios crecidos al exterior del Ensanche son, como
podéis ver, mucho más caóticos y atomizados. Mejor que no os perdáis en ellos
si no conocéis antes mejor las partes importantes de la ciudad.
Lo que sí vamos a hacer es volver a ver Valencia dentro de
todo el territorio que la rodea porque hay otra serie de puntos importantes que
es preciso conocer: las antiguas vías de acceso, el aeropuerto, ese gran
espacio natural que es la albufera, el circuito de Cheste, el circuito de
formula uno, el espacio “turístico” de la ciudad de las artes y la ciencias, los
pueblos de alrededor, la enorme ronda de circunvalación, el politécnico, etc.
Todo eso os lo he marcado con esos puntos morados:
En este último mapa os he señalado en naranja una
infraestructura curiosa que aún sobrevive: el
tranvía a la Malvarrosa,
de la que hay hasta una novela y una película (bastante mala, claro) pero que
podríais ver para acercaros de otro modo a la ciudad. Desde la novela y el
cine.
Sin embargo, como la Feria
de Valencia (que es el punto central del viaje) está al noroeste de la ciudad,
tenemos también que ver ese moderno e importante eje (prolongación de una de
las vías del ensanche) donde además de la Feria está el nuevo Mestalla, aún en construcción (y parado) el palacio de Congresos de Foster
(bastante feíto) y hasta Heron City,
nueva ciudad del ocio y… vicio!
Vamos ya con algunos de sus edificios (algunos de ellos
señalados con puntos amarillos en la foto del casco viejo) o mejor, con algunos
de los lugares significativos de la ciudad. Por ejemplo, la plaza del
Ayuntamiento, que no es un espacio muy brillante pero que en los domingos
anteriores a las fiestas de la primavera o de San José, acoge uno de los
eventos más impresionantes que se celebran en las fiestas de España: la mascletá
Justo en el centro del casco antiguo de Valencia hay un
pequeño espacio circular realmente encantador que os invito a visitar. Ahora lo
han arreglado demasiado para el turismo pero aún así conserva la fuerza de las
pequeñas grandes obras de arquitectura:
Cerca de esta plaza circular, no dejéis de ver la lonja
gótica o renacentista, (la Llotja) o antigua
bolsa, centro económico de la ciudad; disfrutad de espacio, hacer un dibujo,
medirlo.
Y enfrente de la
Lonja, el gran Mercado de la ciudad:
No os digo nada de la catedral, porque ya todo el mundo os
ha dicho que es algo que siempre hay que ver en una ciudad, pero seguramente
pocos os habréis leído aquel dicho de Pisarro de que las grandes catedrales del
siglo XIX (aparte de los mercados) son las estaciones de ferrocarril:
Lo curioso de Valencia es que junto a este gran edificio que
como decía antes rompe en ensanche en dos hay otro edificio circular no menos
importante en la vida de las ciudades españolas: la plaza de toros. Miradlos en
esta vista aérea:
Y aquí la plaza de toros a pié de calle:
Aunque los toros ahora tengan mala prensa, es bueno saber
que la feria taurina de Valencia es una de las más importantes de España pues es
la primera del calendario, con ella se abre la temporada.
En el artículo que os he enlazado sobre las fiestas, se
habla (cómo no) de las fallas. Algo de falleras -dice todo el mundo- tienen las
carísimas construcciones de Calatrava en la llamada Ciudad de las Artes y las
Ciencias. Visitadlas, dibujadlas y luego ya podréis opinar:
Y algo de falleras tienen también las arquitecturas barrocas,
modernistas e historicistas valencianas que podéis encontrar en muchos
edificios “tarta” del casco viejo o del Ensanche.
Otro de los eventos que ha acogido Valencia como “promoción
de la ciudad” has sido la Copa
de América, la carrera más prestigiosa de vela a nivel mundial. Junto al puerto
se construyeron muchos hangares nuevos para los veleros y un edificio a modo de
“buque insignia” que más parece una maqueta de cartón-pluma. Su autor, el
británico David Chiperfield. Seguro que os gusta… Cuando lo visité escribí una
cosita sobre él:
http://lhdjuandiezdelcorral.blogspot.com.es/2006/11/lhdn81.html
También junto al puerto se construyó recientemente el
circuito urbano de fórmula 1 que sólo dejó un puente movedizo totalmente inútil
sobre la bocana del puerto viejo, una pasarela peatonal a un barrio y muchos
espacios muertos:
Volviendo al centro de Valencia os señalo también otro
edificio importante a visitar porque se ha convertido en referencia del arte
moderno: el IVAM
A pesar de lo grande que es, aún quisieron hacerlo más
grande y moderno en los años de prosperidad y encargaron un proyecto a esa
pareja de japoneses premios Pritzker que tienen apellido muy difíciles de
escribir. Esto es lo que plantearon hacer:
Otro edificio “polémico” construido en los años de…
despilfarro es el MUSEO DE LA
ILUSTRACION del arquitecto sevillano Vázquez Consuegra. Un
artículo crítico sobre ese edificio contribuyó a que me echaran de director del
boletín de arquitectos. Aquí lo tenéis por si queréis leerlo y visitarlo:
Sobre HERON CITY también escribí una nota irónica en el
boletín del Colegio de Arquitectos. Fue un “modelo” del que en su momento se
oyeron voces de querer hacerlo en Logroño (¡!!) y otras ciudades. Menos mal que
vino la crisis… Como no es fácil enlazar el texto os lo copio y pego:
HERON CITY
por Juan Diez del Corral
Nunca me ha gustado dar
noticias porque siempre he sido un poco lento en enterarme de lo que pasa, y
claro, cuando creo dar un notición, me suelo llevar la decepción de que casi
todo el mundo se ha enterado ya. Bueno, esta vez me da igual, porque el
notición es tan grande como una ciudad, y por si alguno no se ha enterado, se
llama Heron City. Lo vi en Valencia el mismo día en que Juli Capella, uno de
sus arquitectos ideólogos con nombre de prestigio se lo explicaba a la siempre
receptiva y entusiasta periodista de arquitectura Anatxu Zabalbeascoa en el
Baboselia, ese suplemento tan sesudo y profundo que trae los sábados El
P(anfleto) A(lienante) I(zquierdoso) S(ocialitostón).
"La diferencia crucial es
pasar de la palabra ocio a entretenimiento" decía el arquideólogo, y lo
subrayaba la periodista sacándolo del texto para ponerlo como entradilla.
"Los centros de nuestras ciudades estaban plagados de bares, restaurantes
y cines. La gente deambulaba por la calle gritando y los vecinos no lograban
dormir -seguía argumentando Capella. La solución fue concentrar esa oferta.
Cerrarse al exterior y amontonar terrazas, construir paseos y zonas de ocio
sobre un gran aparcamiento. Creo que aquello (en concreto se refería al Heron
City de Murcia, del que al parecer es autor directo) fue un gran invento".
Ignoro si el Heron City de
Valencia es de Capella, pero por la coincidencia de nombres, seguro que es de
la misma empresa.
Por desgracia para mí, a la
hora en que lo visité la gente no gritaba por la calle (seguramente tendría que
haber esperado a la salida de la gran bolera y sala de juegos electrónicos con
música tecno a todo volumen, o quizás a la hora del cierre de la gran discoteca
central), pero eso sí, en el cine al que entré no callaban, así que supuse que
éste es un asunto que todavía no está suficientemente resuelto en las ciudades
del entretenimiento tipo Heron City (con lo fácil que es poner auriculares a
las butacas / se lo sugiero gratis a la empresa y al ideólogo). En todo caso
este tipo de ciudades no parece estar hecho para educar a la gente sino para
fomentar la mala educación, es decir, para que griten a gusto, así que tanto da
que lo hagan en la calle o en el cine -ese edificio que al decir de Capella en
otro párrafo de la mencionada entrevista, ocupa en Heron City el lugar de la Iglesia.
Pero entrando en materia de
diseño comentaré que el Heron City de Valencia está ubicado en el
desestructurado territorio que componen las urbanizaciones y viejos pueblos
(Paterna y Burjassot) de la zona suburbial del Noroeste, entre autovías y
carreteras semiurbanizadas con muchas rotondas, malas señales y pocas farolas.
Llegados hasta allí, el aparcamiento me pareció bastante pequeño pues me costó
encontrar plaza cuando ni la calle de la ciudad ni los cines estaban llenos de
gente. El acceso único a la "ciudad" de entre los coches lo señala
una marquesina de la altura de unas casitas de baja más una que hacen de decorado
urbano; pasada la cual, encuentras que las terrazas de restaurantes y
cafeterías, en efecto, están amontonadas en torno a una calle culebreante con
una piscina alabeada pero sin fondo con un puentecito en su mitad para tener
que pasar sobre el agua como si fuera Venecia. Por encima de las terrazas de
los restaurantes y cafeterías de franquicias se veía un piso con ventanas y
balconcitos sobre paramentos de color pastel que -digo yo-, simulaban las
formas de un pueblo con vecinos a los que molestar con los gritos y la
algarabía de la vida mundana de relación (ya que gritamos y no molestamos, que
por lo menos parezca que lo hacemos). Pasado el inefable puentecito sobre el
agua, se llegaba a la gran "plaza" de acceso a la iglesia, quiero
decir, a los veinticuatro o veintiocho (ya no me acuerdo exactamente) grandes
salas de pantalla gigante y sonido inmenso donde sufrimos largamente al público
comentarista y al cine americano de hoy en día. Unas casetas-taquillas de
diseño truculento daban acceso a la gran nave que agrupaba a las capillas
cinematográficas.
En el ambiente había cierto
aire de limpieza y seguridad, y niños toquiteando por los modernos juegos
infantiles o accionando las fuentes "interactivas", así que de no ser
por los uniformes de los guardas jurado y porque las casitas no eran decorados
de las casas Queen Anne americanas o de las casas sureñas con barandas, casi
hubiera jurado sentirme en EuroDisney.
Bueno, la cosa está allí y no
muy lejos. Seguramente será un éxito económico, y tarde o temprano leeremos en
la prensa local que vienen para acá, así que lo único que hay que preguntarse
es dónde lo ponemos en Logroño y qué estilillo les damos a las casas: si
postmoderno como en Valencia o si podremos exigir un “rústico riojano”. De
aceptarse esta imposición local podría utilizarse nuestra Heron City para
concentrar en ella todas las fiestorras de los pueblos en verano con sus
ensordecedoras orquestas nocturnas. Es una idea. O puede ser un
"invento", como dice Capella.
La ciudad, al parecer, está por
inventar. Como le dice a Anatxu este "polifacético arquitecto" al que
ella define como "el que fuera mayor agitador cultural del diseño
español", "casi todo está por hacer". Aunque ese hacer no sea
sino amontonar gentes en el campo, entre un gran parking y las cáscaras de la
vieja ciudad, para que callejeen entre terrazas de restaurantes de franquicia y
griten a gusto.
Pero lo mejor de mi noticia es
que (últimamente estoy tan positivo que casi lo veo todo tan de color de rosa
como el mismo Capella) es posible que los grandes Centro Comerciales ampliados
o recién inaugurados que tanto han alborotado esta ciudad durante los últimos
meses, se hayan quedado ya anticuados, y que alguna Heron City les amenace
pronto de ruina. Así que sería divertido que esa vertiginosa evolución urbana
la pudiéramos contemplar desde los balcones de nuestra vieja ciudad. Agonizante
y llena de molestias, sí, ¡pero aún ciudad!.
(Por cierto, he buscado en el
diccionario de inglés que significa "Heron", término que en principio
me sonaba a "heroico" o a "erótico". Pero nada de eso.
Heron es "garza", ave zancuda que habita parajes lacustres y pesca
con gran destreza. Como no soy experto en iconología espero que alguien me dé
pistas sobre el extraño nombre de esta city; no sé, quizás el mismo arquideólogo...).
Otro “palabro” importante
que debo a Valencia es el de “ventanas de la vergüenza”. Lo acuñé viendo
lo que llaman “El Escorial de Valencia” un gran Monasterio semiabandonado, San Miguel de los Reyes, que estaba en la parte
norte de la ciudad y que “rehabilitaron no hace muchos años sin pensar mucho en
la carpintería. Los dos artículos que dediqué a ese edificio que pilla a
desmano y que no creo que veamos en este viaje os los enlazo también aquí:
Si habéis llegado hasta aquí es que sois muy buenos alumnos.
Así que mis felicitaciones y buen viaje.
Ya solo os falta ser puntuales (como muestra de respeto
hacia vuestros compañeros), ver, dibujar mucho, fotografiar menos y… pensar y
pensar.
Logroño, 5 de febrero del 2015
juandiezdelcorral
(material de la conferencia previa al viaje de estudios 2015 a la Feria de Valencia (CEVISAMA, HABITAT Y MADERALIA) de los alumnos de Interiores de la Escuela de Diseño Superior de La Rioja) (sobre los viajes de estudios valga también lo dicho en la entrada titulada:
LA ASIGNATURA VIAJAR)