Es filosofía del plan de estudios de la Esdir iniciar a los alumnos cuanto antes en los grandes temas de diseño de su especialidad. Y así, en proyectos básicos de Diseño de Interiores de primer curso, tras empezar por una distribución de espacios en una vivienda de 70 m2 y otra de 140 m2, abordamos el que posiblemente sea el gran tema de la especialidad de Diseño de Interiores: los BARES Y RESTAURANTES, esos espacios semipúblicos que tienen el carácter de pequeños templos de la convivencia de un barrio, o que incluso tienen o le dan carácter a toda una ciudad.
Aunque el primer ejercicio se centra en organizar sus espacios, diseñar correctamente los aseos (v PLD 44) y proponer las primeras imágenes para sus fachadas, lo cierto es que la primera tarea de todo diseñador ante el encargo de un bar/restaurante es observar y valorar los bares de su ciudad y los bares famosos de la historia del diseño. Adquirir una "cultura" de bares.
Y dentro de esa cultura, parece conveniente establecer o poner en común algunos términos que sirvan de referencia para la comprensión del carácter de estos espacios singulares, de estos pequeños templos de la ciudad. Etiquetas, como se diría ahora en términos de búsqueda de internet, que nos permitan entender y acaso valorar la esencia espacial y decorativa de cada uno de esos lugares.
Las dos primeras etiquetas que ofrezco son las que encabezan esta pequeña lección: LO CASTIZO frente a LO DISEÑO. Todo bar nace de una serie de decisiones de sus dueños y decoradores, pero frente a estas decisiones personales o individuales, algunos bares logran adquirir con los años una "solera", una especie de carácter "tradicional" que los convierte en bares "de toda la vida", bares enraizados con los tics de la arquitectura popular de una zona o de una época, que todo alumno de diseño debe aprender a entender y valorar. Los bares "castas" o "castizos" tienen un encanto especial que generalmente es más valorado por la gente de fuera que por la gente del propio lugar, más apreciados por la gente que viene a conocer la esencia de una ciudad que por la gente que se ha acostumbrado a lo que tiene y no lo sabe apreciar.
Pero una vez valorado "lo castizo" como lo "auténtico", lo "genuino" de una ciudad, lo más fácil es convertirlo en una máscara, un disfraz. Lo "castizo" se genera gracias al tiempo, al uso, a las huellas de la gente que ha ido dando vida a un bar, no a las decisiones de un diseñador que interviene imitando los tics formales de ese tipo de lugares. Por ello, frente a "lo castizo" hay que aceptar "el diseño" como una actitud mucho más modesta, como una actitud creadora de un embrión que ojalá con el tiempo logre convertirse en "popular".
No suele ser lo normal. Los bares "de diseño" tratan de competir con los bares tradicionales exagerando sus rasgos formales, su "tendencia", su "modernidad" o su "temática", llegando muchas veces a rayar en lo que se entiende como "kitsch", hortera, falso, pretencioso, vulgar o pijo. Una de las primeras etiquetas que tiene que aprender a usar un alumno de diseño es la del "kitsch". No es fácil. Hay muchas interpretaciones del fenómeno kitsch, pero en general todas tienen una connotación negativa. Sólo cuando lo kitsch sobrevive y se hace duradero empieza a adquirir cierto valor positivo. La decoración más próxima al concepto del disfraz o de lo falso no puede ser duradera, no puede ser genuina o auténtica salvo que resista al paso del tiempo, lo que no suele ocurrir.
En los bares "castas" y "genuinos" el diseño originario se ha hecho imperceptible. Como decía Bruno Munari analizando el atril, el gran diseño suele ocurrir precisamente cuando no se ve. Se diría que frente al valor del buen uso y del paso del tiempo el diseño inicial se ha quedado oculto o en segundo plano. En los bares "de diseño" ocurre lo contrario. Cuando el diseño hace exhibición de sí mismo se convierte en una anécdota, en un tic, en un guiño. Nada peor para el buen nombre del diseño que ese carácter superficial que a veces adquiere "el diseño" en esos bares que llamamos "de diseño". Nada mejor para el alumno por lo tanto, que detectarlo desde el comienzo de sus estudios.