lunes, 3 de octubre de 2011

10. EL PAPEL DEL PROFESOR EN EL PROCESO DE DISEÑO

Como es natural, cuando se propone un trabajo de diseño a un alumno principiante, éste se ve pronto perdido y pide ayuda. Por lo general los alumnos tienen prisa o ansiedad por ver su trabajo realizado y empiezan el ejercicio por el final, es decir, tratando de dibujar lo que aún no han diseñado (lo que aún no han pensado y desarrollado). Y en cuanto creen que ya lo tienen van corriendo al profesor para que les diga qué tal está.

A poco que uno haya entendido lo que se explicó en la lección 8, ya sabe la respuesta: mal, muy mal. Pero no por el resultado (que hasta podría haber sonado la flauta y ser aceptable) sino por no haber seguido el proceso (recuerdo: 1: reflexión sobre el encargo; 2: búsqueda de una idea o elementos de composición; 3: desarrollo de la idea; y 4: dibujo de lo diseñado).

Aparte de este tipo de alumnos apresurados, luego están los que siguiendo el proceso piden ayuda al profesor para que les ayude a elegir entre las ideas que han podido abocetar o para que les guíe en el desarrollo de las mismas. Sobre esta cuestión hay dos opciones, la de llevar al alumno de la mano influyendo en su trabajo, o la de decirle que sea él quien tome sus propias decisiones. Yo suelo decir que con la primera opción formamos delineantes y que es con la segunda con la que se forma diseñadores.

El profesor de diseño hace el encargo, da pistas, ofrece el planning del trabajo y lo más esencial, cuando el alumno lo entrega, hace una crítica y valoración particular y colectiva del mismo. De interferir decisivamente en el proceso, esta última parte, la parte esencial del trabajo del profesor de diseño, no se podría llevar a cabo.