Una Escuela de Diseño que se precie debería tener siempre un Taller de Música, o una Banda de música, o alguna materia en la que se relacionara la música y el diseño. Siendo el diseño una tarea creativa sobre todo tipo de objetos, ambientes, símbolos o modas, le es imprescinble beber en cada tiempo de las fuentes profundas de la poesía o de la música, siendo esta última el vehículo más común y popular para acceder a la primera. Sin poesía no hay buen diseño. Y sin música, nos empieza a ser difícil acceder ya a la poesía. O a la fiesta y al buen humor (al buen rollo) que son también abonos esenciales para el nacimiento y desarrollo del diseño.
Gracias a algunas fotografías hemos podido saber de la pequeña banda de jazz que se formó en la Bauhaus, actividad musical que apenas es recogida por los textos académicos que cuentan su corta historia. Después de la Primera Guerra Mundial el jazz era la música de vanguardia en Europa y en una institución que pensó que el diseño tenía que ser la vanguardia de la sociedad no podía faltar la inquietud por ella.Y más incluso que la inquietud, la propia ejecución musical. No tengo noticia del nivel jazzistíco que alcanzaron aquellos entusiastas pero de lo que sí hay datos es de que la banda organizaba sesiones de baile en la Escuela los domingos por la tarde y, por supuesto, amenizaba las grandes fiestas como la del Carnaval.
Al comienzo del largo tránsito de la Escuela de Artes y Oficios de Logroño por los programas académicos desde los niveles más cercanos a la formación sustitutoria hasta los actuales niveles de diseño equivalentes a la graduación universitaria, hubo unos años entusiastas en los que se trajo una charanga a la Escuela para alegrar la primera fiesta de la primavera, se contrató a bandas locales para las fiestas y hasta se consiguió que vinieran varios profesores de música para organizar una charanga propia.
En esta fotografía del día de la primavera de 1993 puede verse a la Charanga de la Escuela en uno de sus momentos más álgidos.
El esfuerzo de poner en marcha una cosa así nunca ha sido reconocido y mucho menos recompensado, pero no por ello va a caer en el olvido. Aunque la mayor recompensa sería que gracias a esta pequeña nota de recuerdo, la música volviera a ser tomada en serio en toda Escuela de Diseño.