O mejor dicho, escúchale.
No, no es a tu pareja a quien me refiero (como en HABLE CON ELLA, la célebre película de Almodóvar, que por cierto, yo aún no he visto) sino al local: hablar con el local, escuchar atentamente lo que te dice.
Llevo años asistiendo a las presentaciones de los Proyectos Finales y siempre he observado que los alumnos apenas dedican un segundo a presentar el local en el que van a actuar, casi nunca enseñan una planta del espacio vacío del mismo, ni un dibujo del entorno (las tiendas de al lado, la casa que tienen encima), y ¡¡¡ni siquiera fotos!!! Y si ni siquiera lo presentan, como para esperar que lo analicen... Por no saber de él, hasta suelen ignorar cuánto mide. Y ya no digamos... ¡cuánto cuesta! ¿Cuántas veces no hemos visto proyectos absolutamente demenciales donde el uso (una tetería étnica por ejemplo) no encajaba para nada con las condiciones del lugar (la mejor esquina del Espolón)? ¿Puede haber peor comienzo para un trabajo de diseño que no saber si el lugar y el uso encajan bien?)
Bueno, pues eso se tiene que acabar de una vez por todas. Lo primero que tiene que hacer un alumno de Diseño de Interiores de la Escuela de Logroño al presentar un proyecto es saber hablar (¡cuando menos cinco minutos!) del local, de su posición en la ciudad, de su importancia, de sus defectos, de sus virtudes, de sus posibilidades, de sus ejes, de su luz, ... y hasta del destino. Mostrar dibujos de cómo lo encontró (plantas, secciones, perspectivas), fotografías de los detalles del local y de su entorno, valoraciones de sus espacios y de sus paramentos, comparaciones con otros locales, lo que le sugiere antes de empezar, etc etc.
Muchas fotos y dibujos del local antes de poner nuestras manos sobre él (!!!).