jueves, 6 de junio de 2013

95. PIRANESI



En ese retorno al clasicismo como expresión de la era de la razón, Roma se convirtió en centro de peregrinación de todo artista europeo u hombre culto, y Grecia, ocupada entonces por los turcos, se mitificó aún más si cabe. No pocas polémicas hubo sobre si lo griego era superior a lo romano, o lo romano a lo etrusco, por no hablar de la curiosidad que suscitaben culturas anteriores como la egipcia.

Giovanni Battista Piranesi (1720-78) fue un arquitecto, dibujante y teórico italiano que participó activamente en esos debates, en los que al principio defendió la supremacía del gusto romano, para luego ir volviéndose menos radical y abrir sus perspectivas. Pero más que sus posteriores posiciones teóricas que algunos, como Hanno-Walter Kurft, califican como precursoras del eclecticismo, lo que nos interesa de Piranesi son las láminas que hacía sobre los restos de la antigüedad o las que imaginaba acaso para el futuro, las famosas "cárceles".


Vivir en una ciudad llena de ruinas que dos siglos antes había resucitado con la impresionante obra del Vaticano, tenía necesariamente que provocar una extraña sensación de mezcla entre lo acabado y lo roto, lo proyectado y lo adaptado, la compleción y la fractura.

En ese alejamiento paulatino de la ciudad medieval como organismo, en esa gran ciudad hecha a trozos por muchas voluntades y poderes, por distintas épocas y por los nuevos artistas, cada cual con su capricho o su tendencia, no es de extrañar que hubiera alguien que interiorizara y anticipara el caos futuro de nuestras ciudades mediante fragmentos inconexos de arquitectura.


Vistos desde la perspectiva que nos da el comienzo del siglo XXI, los dibujos de Piranesi no sólo anticipan el eclectisimo estilístico del siglo XIX, sino que parecen profetizar nuestras actuales ciudades, e incluso esos caóticos magmas urbanos que la imaginación de nuestros cineastas han recogido en escenografías que van desde Metrópolis hasta Blade Rummer.

No sé a vosotros que os parece, pero la mirada de Piranesi de su propio autorretrato resulta de lo más inquietante.





miércoles, 5 de junio de 2013

94. LOS ARTISTAS Y LA RAZÓN



El uso y proclamación de la "razón" fue la vía que occidente eligió para escapar de la Iglesia y de los Monarcas. Y como expresión máxima de serenidad y mesura humana, la razón se abrazó al clasicismo. Malos tiempos por tanto para los artistas, esos seres originales y creativos, esos tipos vanidosos cuyo nombre iba a quedar empañado y diluido por la fuerza y sobriedad del lenguaje clásico. ¿Quién recuerda a Perrault, o a Silvestre Pérez?

Pero en torno al momento trágico y culminante del siglo de las luces, poco antes y después de la revolución francesa, es decir, en las postrimerías del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, tres arquitectos franceses, BOULLÉE, LEDOUX y LEQUEU, se saltan todas las mesuras y ataduras del neoclasicismo para inaugurar una nueva era en la que la arquitectura podría volver a ser original, caprichosa, desescalada y sorprendente.




Le debemos a EMIL KAUFFMANN el descubrimiento, estudio y admiración hacia estos tres grandes arquitectos revolucionarios, como él les llamó en su obra. Pero Kauffmann vivió en la primera mitad del siglo XX, el tiempo del nacimiento de la modernidad, es decir, de un nuevo intento de mesura formal que pusiera fin a las tormentas eclécticas del siglo XIX, por lo que yo creo que la obra de estos tres grandes artistas debería ser revisada de nuevo a la luz de las arquitecturas gigantes y estrafalarias que se han construido en la segunda mitad del siglo XX. 

Los monstruos levantados en nuestras ciudades durante las últimas decádas, digo yo que tienen mucho más que ver con esa libertad artística que inauguraron los tres arquitectos revolucionarios que con la limpieza formal por la que Kauffamn quiso emparentarlos con los arquitectos de su tiempo. 


martes, 4 de junio de 2013

93. ARTISTAS Y MONARCAS



Esa figura renacentista emergente que llamamos "artista" y que hemos visto absorbida por el poder de la Iglesia Católica para renovar su templo central en Roma, o que hemos visto creando un nuevo "humanismo" al servicio de un círculo filosófico en el Veneto (Palladio), tendrá a lo largo de los dos siglos siguientes otros polos a los que servir, otros centros de imantación o mecenazgo donde crecer: las grandes monarquías europeas. Toda la pintura, la escultura, la arquitectura o la jardinería pasan por el tamiz de esos grandes centros de poder que nacen primero en España, después en Francia, y a continuación, Inglaterra.




El Escorial en el siglo XVI, Versalles en el siglo XVII, Buckingham a comienzos del siglo XVIII, y todas las monarquías menores a imitación de éstas, serán los vórtices sobre los que, en paralelo con la iglesia y por encima de las pequeñas inicitivas aristocráticas, se mueva y evolucione toda la creatividad humana.Todos los artistas. Todo el arte.



lunes, 3 de junio de 2013

92. OCHO ESCALERAS



Los finales de curso suelen ser tiempo de agobios, prisas y desconcierto, condiciones muy poco favorables para proyectar nada. A falta de cuatro semanas para acabar el curso 2012-2013 de tercero de diseño de interiores teníamos programado un ejercicio de proyectación de una escalera, pero antes que hacer un trabajo de creación malo, incompleto y sin tiempo para su comentario y crítica, pensé que era mejor hacer un trabajo tranquilo y profundo de análisis dibujo y contemplación de unas cuantas escaleras famosas y sacarles todo el jugo posible. Elegí las ocho que pongo aquí. Empezamos con la de la Bauhaus, cuya foto he puesto arriba. Seguimos con la escalera de la Biblioteca Laurencia de Miguel Angel:


 Y de ahí pasamos a una escalera de Arne Jacobsen de uno de esos grupos escolares que construyó al final de su carrera:


La cuarta escalera que les propuse para estudiar y dibujar fue la de Alvar Aalto en Jivaskjila:


De  ahí saltamos hacia atrás en el tiempo para admirar la continuidad decorativa de la estructura, la barandilla y las pintura de pared y techo en la escalera de la casa de Victor Horta en Bruselas:

 

En solo cuarenta años toda esa decoración desapareció de nuestro panorama cultural pero los albañiles eran capaces aún de construir rampas de rasilla "a la catalana" como en esta escalera tan mínimal o tan esencial en Madrid:


La séptima escalera que vimos fue la de la casa que Robert Venturi diseñó para su madre en Chestnut Hills, Philadelphia:


Y la última que estudiamos, la más cercana quizás a la escala del decorador, la desaparecida escalera de Barba Corsini en los apartamentos de La Pedrera:


Cada una de estas escaleras dio para una clase de análisis y comentarios por parte del profesor y de anotaciones y dibujos por parte de los alumnos. Con cada una de ellas se podría escribir al menos una Pequeña Lección de Diseño, pero eso será en otro curso porque ahora toca hacer memorias, recuperaciones, exámenes de ingreso, preparar el curso siguiente y todas esas engorrosas tareas y burocracias que nos trae siempre junio.